![]() Las elecciones autonómicas catalanas no dejaron unos resultados especialmente sorprendentes, tal y como mencionaba en el anterior artículo de este blog, la única duda sobre esta contienda era si Junts Pel Sí lograría o no la mayoría absoluta, su único objetivo y razón de ser. Finalmente, la coalición fracasó, y fue el partido que mejor supo comunicar moderación el que acabó siendo el triunfador de la noche, Ciudadanos, pasando de nueve a 25 escaños, convirtiéndose en líder de la oposición, y demostrando que la "voluntad del pueblo" tan presumida por los independentistas no existe, y sí una gran división en la que más de la mitad de los catalanes no comulga con el separatismo. Lo primero que llama la atención es el hecho de que una mayor participación haya sido desfavorable para los separatistas, haciendo valer la teoría de la mayoría silenciosa que se siente española. Lo segundo, la derrota de Artur Mas, quien en la noche de ayer trató de justificar los resultados y el proceso independentista con una mayoría parlamentaria que no sorprende a nadie, y que es muy inferior a la esperada. De hecho, la coalición depende de CUP para formar gobierno, formación radical con la que no será fácil lograr acuerdos, hasta el punto de que podrían vetar a Mas como presidente de la Generalidad; de momento, ya han puesto freno a la hoja de ruta hacia la Declaración Unilateral de Independencia que promovía la coalición.
Ni siquiera el hecho de haberse ocultado detrás de Romeva durante la campaña ha evitado la caída de Mas. Bastaba con fijarse en su comunicación no verbal y la de sus acompañantes, en el discurso que ofreció tras conocer los resultados, para comprender que sus palabras no coincidían con lo que realmente sentía: que estas elecciones suponen un freno para el proceso independentista. La misma coalición había planteado estas elecciones como un plebiscito, que acabó siendo un golpe de realidad que da más voz que nunca a una imprevista mayoría que quiere seguir siendo España, ya que en ese supuesto referéndum (planteado como tal por los propios nacionalistas), ganó el ‘no’. La caída en cuanto a escaños fue generalizada, los grandes partidos nacionales perdieron diputados, siendo el del Partido Popular el peor caso. Por otra parte, la marca de Podemos logró unos meritorios once escaños, aunque lejos de sus pretensiones de partido grande. Otro caso a tener en cuenta fue el de los ya mencionados CUP, que pasaron de tres a diez, y se convierten en la llave del gobierno para los independentistas, el único consuelo de la coalición, a pesar de las difíciles negociaciones que están por venir. Ciudadanos, con Inés Arrimadas al frente, y Albert Rivera en la sombra, es el único claro ganador en Cataluña, el único partido que sale reforzado de cara a las próximas elecciones generales. En Cataluña ya son líderes de la oposición, arrebatando al PP el privilegio de ser el voto útil conservador, y dejando a la vez la sensación de que este éxito podría trasladarse al resto de España, y convertirse en la gran apuesta de los detractores de Mariano Rajoy que tampoco están dispuestos a regalar su voto al posible pacto PSOE-Podemos.
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Miguel Ángel Matilla Blanco:
asesor de comunicación estratégica; formador; escritor Categorías
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Junio 2024
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