No es que Enrique Peña Nieto no haya leído tres libros en su vida, aunque ahora gran parte de los mexicanos así lo crea; ese es el poder de las redes sociales. El candidato del PRI a la Presidencia de ha República Mexicana cometió un error de comunicación común en política, trató de lanzar una respuesta estratégica, pero se complicó demasiado y le salió el tiro por la culata. Los tuiteros hicieron el resto .Tras presentar su libro, ‘México, la gran esperanza’, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Peña Nieto se sometió a las preguntas de los medios. Uno de los periodistas planteó al candidato que mencionase tres libros que le hubieran marcado. El candidato( que no había preparado esta pregunta (bastante obvia, por cierto), pasó cerca de cuatro minutos tratando de improvisar una respuesta, entre dudas y balbuceos. La sinceridad habría bastado Como todo político con experiencia, y que ha consultado a asesores de comunicación, Peña Nieto trató de sacar partido a la pregunta, intentado lanzar una respuesta estratégica, con mensaje. Por ese motivo, mencionó la Biblia, obra de referencia cargada de valores, y posteriormente trató de recordar, sin éxito, dos libros vinculados con la historia política de México, con el objetivo de demostrar su conocimiento y su aptitud. El problema fue, en primer lugar, no haber preparado la respuesta, teniendo que recurrir a la improvisación, algo a lo que muchos políticos de alto cargo no están demasiado acostumbrados. En segundo lugar, el error fue no ser sincero; habría bastado con mencionar tres novelas famosas y sus tres autores, o tres obras de referencia cualquiera, conocidas por todo el mundo. Lo primero que se le hubiera ocurrido, pero que lo conociera lo suficiente como para saber de qué estaba hablando. La gestión de la crisis Como ya empieza a ser habitual, cualquier error de un personaje público puede expandirse por todo el mundo en unos minutos a través de las redes sociales, y así ocurrió en este caso. Apareció en Twitter el hashtag‘#LibreriasPeñaNieto’, plagado de burlas y chistes. El equipo de Peña Nieto comenzó gestionando bien la crisis, pero cometió un error que sobredimensionó mucho más el hecho. Peña Nieto acertó reconociendo su error a través de su cuenta de Twitter, y corrigiendo el nombre de los libros y autores que trató de mencionar. Otro acierto fue reconocer que había leído los tweets sobre su “error”, y que los agradecía por ser “críticos y divertidos”, para cerrar con un “sigamos trabajando por México”. Sin embargo, el equipo de Peña se olvidó de establecer un área de control en el entorno del político. De este modo, la hija del candidato, Paulina Peña, afectada por la gran cantidad de burlas hacia su padre, retuiteó un mensaje del usuario @JojoTorre en el que llamaba “bola de pendejos” y “prole” a quienes criticaron a su padre a través de la red social. Terrible publicación para los intereses de Peña Nieto, que provocó la desaparición de los perfiles de los implicados y una cadena de críticas, declaraciones oficiales y de disculpas que multiplicaron los efectos de la crisis. Veremos hasta qué punto afectará esta crisis a los intereses de Peña Nieto, y si finalmente su equipo es capaz de apagarla. Las redes sociales son una excelente herramienta de comunicación, y los políticos deben aprovecharlas, pero también deben saber utilizarlas, así como comprender los riesgos que conllevan, y las consecuencias que pueden provocar en la realidad offline tanto la actividad propia del usuario como la de su entorno.
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Miguel Ángel Matilla Blanco:
asesor de comunicación estratégica; formador; escritor Categorías
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Junio 2024
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