Ciudadanos: necesitan mucho más que una nueva imagen

El partido Ciudadanos nació en 2006 con un propósito muy claro, presentar a los catalanes una opción política más atractiva que los partidos tradicionales en la oposición al movimiento independentista.

Con el liderazgo de Albert Rivera, excelente orador y firme defensor de la unidad de España en el Parlamento catalán, el partido fue volviéndose cada vez más visible a nivel nacional, y pudo aprovechar la coyuntura de renovación provocada por la crisis de 2008 y el movimiento 15-M de 2011, para posicionarse junto a Podemos como una seria alternativa al Partido Popular y PSOE.

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Si el partido de Pablo Iglesias representaba la nueva izquierda progresista que muchos buscaban, Ciudadanos parecía una evolución hacia una derecha moderada que progresivamente iría desplazando a un PP muy desgastado, y en aquel momento sacudido por los casos de corrupción.

Sin embargo, el complicado juego político en la arena nacional acabó golpeando al partido y a  Rivera, hasta el punto de provocar su dimisión a finales de 2019, y obligar a una difícil reconstrucción, en un contexto muy diferente al de hace diez años, con un PSOE fuerte, un PP que sigue siendo muy competitivo, y el fortalecimiento de VOX en la derecha.
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Los tiempos actuales exigen que los partidos una postura certera y firme. Hoy en día, los ciudadanos necesitan tener claro qué representa un partido o un candidato, y esperan un comportamiento coherente desde el gobierno o la oposición. La ambigüedad es una licencia solo admisible en una posición ganadora, y estando debidamente justificada.

Por eso, si Ciudadanos quiere volver a tener relevancia en el ámbito nacional, debe definir mucho más que la imagen de su marca.

En primer lugar, unos perfiles con potencial, porque Albert Rivera e Inés Arrimadas les dieron mucho, y paliaron durante mucho tiempo la progresiva desubicación del partido en el espectro político.

Y por supuesto, una postura clara, que permita al ciudadano saber exactamente qué está votando. La moderación está ocupada por el PSOE y el PP, y a diferencia de hace una década, su salud es buena. Unidas Podemos sigue siendo una opción para la izquierda, y VOX cada vez tiene más adeptos de la derecha. 

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